martes, 30 de mayo de 2023

CRITICA - CLOSE

 


   Se trata de la segunda película del guionista y director belga Lukas Dhont. Su debut había sido con Girl (2018) donde decidió contar la historia de Nora Monseico, una bailarina transgénero adolescente. Aquella ópera prima fue galardonada en los más importantes festivales. Dhont se convertía de esa manera, a sus 26 años, en la gran promesa del cine europeo. Con Close la consagración es total. Ganadora del Festival de Cannes el año pasado, nominada al Oscar como mejor película internacional. La crítica especializada y el público coinciden en que este joven director llegó para hacer algo diferente; narrar historias con una sensibilidad genuina, una estética refinada y una profundidad que conmueve a todos.

   Pero, en qué se diferencia Lukas Dhont de tantos otros cineastas.  En gran medida es la forma que elige para relatar. Los silencios, las miradas, los ambientes enuncian más que las palabras. Esto forma parte del engranaje narrativo que atraviesa la trama en Close. A partir de un hecho terrible que marca un punto de inflexión tanto en la vida de sus protagonistas como de la familia.

   La intimidad de dos preadolescentes a punto de iniciar la escuela secundaria es lo que “molesta” y desencadena el conflicto. Ellos no están preparados (o al menos uno de los dos) para defender su intima amistad ante la crueldad de las miradas y comentarios burlones y hasta violentos de sus nuevos compañeros.

  A esa edad se llega con pocas herramientas para enfrentar un espacio que puede sentenciarlos y condenarlos a vivir infelices, oprimidos y frustrados por siempre. Hay quienes luchan y se hacen valer; hay quienes descargan sus odios patológicos con violencia hacia los más débiles, y están esos seres hipersensibles y vulnerables que no pueden cargar con el dolor que significa ser diferente, no encajar. A los del tercer tipo pertenecen Leo y Remi, ellos conforman un vínculo de amistad hasta cierto punto inquebrantable. Sueñan con recorrer el mundo juntos. 


   Leo y Remi juegan a defenderse del enemigo imaginario en una trinchera que los ampara. El mismo amparo que sentían al dormir juntos, corren incansablemente por campos llenos de flores multicolores. Se cuidaban el uno al otro sin prejuicios ni condicionamiento.  El contraste de esas primeras escenas luminosas comienza a eclipsarse desde el día que comienzan las clases (casi tomados de la mano, siempre tan cercanos el uno del otro) en el patio del colegio donde se enfrentarán a esos desconocidos.   Dhont logra así una inteligente síntesis simbólica de las batallas internas y externas que terminara con la ruptura del vínculo.

   En Close se evidencian problemáticas que aún siguen vigentes en muchas sociedades, más allá de los avances que se han logrado en los últimos tiempos, el acoso escolar homofóbico o la masculinidad tóxica siguen haciendo estragos. El hostigamiento psicológico de los compañeros de Leo y Remi los incitará pronto a tomar decisiones equivocadas. Se alejarán el uno de otro y se quebrara para siempre ese “cuento de hadas” en el que podría encuadrarse su tierna amistad. Entonces nos preguntamos ¿De qué manera lograr que espacios como la escuela secundaria puedan no transformarse en un pelotón de fusilamiento emocional?  


  Uno de los mayores hallazgos del filme es la interpretación superlativa que realiza Edén Dambrini al encarnar el papel de Leo. Toda la acción dramática pasa por su rostro. Los notables primeros planos permiten completar lo que los diálogos no cuentan. El dolor, la culpa, la vergüenza, el deseo, la ausencia, la redención, el amor.  La profundidad y ambigüedad de sus miradas será inolvidable para todos los espectadores. Dambrini no solo pone todo su cuerpo como instrumento de representación, sino que entrega su alma toda.  Y cuando eso ocurre en un actor de tan solo catorce años el mérito es absolutamente notable.


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